19 mayo 2009

SOLEDAD Y VIOLENCIA EN LOS JOVENES. ¿ DONDE ESTAN LOS RESPONSABLES?



Con frecuencia los medios de comunicación nos informan acerca de hechos de violencia en que se encuentran comprometidos menores de edad, tanto en la comisión de delitos, como en los colegios de educación básica y media de nuestro país.

Con la misma frecuencia los mismos medios descargan su ira en contra de dichos menores, haciéndoles exclusivamente responsables de todo cuanto ocurre al respecto, sin entrar en un análisis mas detallado acerca del origen de dichas conductas y cuál es la forma de enfrentarlas.

Lo primero que a mi juicio hay que tener presente, es que la responsabilidad inmediata en la formación valórica de las nuevas generaciones tiene su origen en la propia familia, y allí, sin duda, tenemos un grave problema. Por una parte, vemos cómo cada día disminuye el compromiso de las familias en la formación de los hijos. Este menor compromiso se expresa en que disponemos de menos tiempo para ellos, y en que la calidad de ese tiempo lejos de producir un acercamiento genera resistencias por parte de los hijos, dada la actitud de los padres alsentirse sobrepasados, cansados o angustiados por las circunstancias que deber enfrentar a diario que les imposibilita para responder eficientemente a los requerimientos, apoyos o compañía demandada por parte de sus hijos.

Si de algo puedo estar seguro, especialmente por mi reciente experiencia universitaria, es que los jóvenes viven un estado permanente de soledad que les dificulta enfrentar exitosamente su propio desarrollo y afianzar sus personalidades a partir de valores que no ven en su entorno familiar inmediato.

SUS PADRES ESTAN TAN OCUPADOS TRATANDO DE SOSTENER UN NIVEL DE VIDA QUE SE LES HACE CADA VEZ MAS DIFÍCIL, QUE NO DISPONEN NI DEL TIEMPO NI DEL ESTADO DE ANIMO PARA FORMAR, CORREGIR CON AFECTO y ORIENTAR A SUS HIJOS.

Muchas veces llegaron a mi oficina en la universidad alumnos que comenzaban la conversación planteando un determinado problema académico, pero al cabo de pocos minutos podía darme cuenta que ese no era el tema de fondo que les preocupaba. Su preocupación era más bien esa soledad en que se encontraban, y la convicción de sus padres de estar haciéndolo bien, sólo proveyendo económicamente a sus necesidades y desconociendo absolutamente la realidad de la vida interior de sus hijos.

Si a ese escenario de soledad infanto- juvenil agregamos el constante bombardeo de los medios para incentivar el consumo desmedido de productos que no necesitamos y el endeudamiento -incluso en tiempos de crisis- lo que estamos haciendo es provocar, precisamente un mayor aislamiento al interior de la familia que , arrastrada por la necesidad de tener cada vez mas “cosas”, abandonan su preocupación por las “personas” que son, ni mas ni menos, “sus hijos”.

Recuerdo que en Isla de Pascua comenzaron a ocurrir delitos contra la propiedad primero (robos, hurtos), y delitos contra las personas (violaciones, lesiones), poco tiempo después que la televisión comenzó sus transmisiones directas en la isla. Antes de ello, estos delitos eran inexistentes. Ello prueba, fehacientemente, el negativo rol que los medios de comunicación, especialmente la TV están cumpliendo en la sociedad del siglo 21.

Hay quienes tienen que asumir responsabilidades y proponer a los medios de comunicación un aporte mas generoso en la promoción de valores que nos lleven a comprender que no puede ocurrir que seamos la última generación de hijos que respetó a sus padres y la primera generación de padres que temió a sus hijos.

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