04 junio 2009

PARLAMENTO Y DEMOCRACIA: El costo de una imagen.



Nadie medianamente informado podría negar la importancia que el Parlamento (Cámara de Diputados y Senado), tienen en el desarrollo y consolidación del sistema democrático en cuanto está integrado por personas que, elegidas por votación popular, representan los intereses de sus comunidades y cumplen la función esencial de legislar para el conjunto del país.

La naturaleza de la función parlamentaria entonces, resulta ser indispensable para que los ciudadanos, debidamente informados acerca de la labor de sus elegidos, se sientan representados por éstos en una tarea de suyo compleja y generalmente desconocida.

Sin embargo, reconociendo la diversidad de personalidades que convergen en el Parlamento y la multiplicidad de intereses representados en él, seguramente concordaremos en que poco o nada se ha hecho para que tan delicada labor sea profusamente informada en cuanto a su fondo, y rigurosamente cuidada en cuanto a su forma.

Las imágenes y contenidos del reportaje transmitido anoche por un canal de televisión, que investigó durante 4 meses la conducta de los diputados en el ejercicio de sus funciones, desenmascaró una realidad que presumíamos , pero que anoche quedó plenamente al descubierto: diputados que financian arrendamientos privados con recursos del Estado presumiendo que son “sedes parlamentarias” ; otros que concurren a las sesiones sólo con el objeto de marcar su asistencia y regresar raudamente a Santiago ( infringiendo además las normas de tránsito) ; los que permanecen durante algunos minutos en el hemiciclo leyendo sus páginas web privadas o revisando la del Club Hípico y los que abiertamente infringen la Constitución y las leyes de la República cuando emiten votos por otros parlamentarios presentes o ausentes en la sala.

¿Cómo puede quejarse la clase política chilena del estado de desacreditación en que se encuentra, si conductas como ésta – reiteradas en el tiempo y transformadas en práctica de común ocurrencia, quedan de manifiesto ante los ciudadanos con tanta claridad en una investigación de televisión?.

Reconociendo la gravedad que estos estos hechos tienen por sí solos, nos produce aún mayor molestia el escuchar las explicaciones de los diputados “descubiertos” que, tratando de justificar lo injustificable, pretenden que los ciudadanos padecemos de una suerte de minusvalía mental o intelectual para no comprender que esas prácticas reñidas con la ética y los principios que dicen sustentar, no hacen más que infringir un nuevo daño a la política, los políticos y también a nuestra incipiente democracia.

Investigaciones de esta naturaleza, con el rigor que se dejó ver en las imágenes y contenido del programa, refuerzan nuestra idea que en democracia, los medios de comunicación deben jugar un rol de primerísima importancia para frenar los excesos que, provenientes del sector político que sean , son igualmente condenablesy merecen nuestro mayor repudio.

Tengo confianza en que sólo es posible abandonar estas prácticas reñidas con la ética y la moral política, si antes se produce una importante renovación de las personas que cumplen tan relevantes funciones y se limita la cantidad de períodos electorales que puede ser reelegida una persona. No estamos frente a un problema de carácter generacional: vimos diputados de todas las edades cometiendo las mismas irregularidades. Se trata de comprender que en la esencia de la función parlamentaria está como núcleo central el compromiso valórico que se asume y la responsabilidad que se tiene con quienes les eligen. Elemental en democracia.

1 comentario:

Mirna dijo...

Has dado en el clavo René.
El problems no es generacional ni de políticos de acá o de allá.
Es que desgraciadamente hoy quienes llegan al Parlamento olvidan cómo, por qué y para qué llegaron ahi.
Si bien es su "pega", olvidan quiénes son sus "patrones" o a quiénes se deben y sólo se acuerdan cuando se cumple el período y van a buscar los votos nuevamente.
Es cosa de mirar a personas como el Senador Flores, que hasta se olvidó que los votos que lo llevaron al Parlamento no son endosables a una coalición absolutamente opuesta a ese electorado. Y como él hay varios que estando ya en el Parlamento se cambian de partidos como quién se cambia de ropa....y qué pasa con lo que piensan quienes les permitieron esa elección?
Ese es el problema de fondo......la consecuencia de las personas que llegan a legislar.
Son esas conductas las que han hecho que la ciudadanía vaya perdiendo todo el respeto por nuestras instituciones.